martes, 17 de noviembre de 2009

Tipos de vinos







TIPOS DE VINOS.
Vinos tintos:Vinos clásicos, de color vivo, frescos, aroma penetrante, ligeros al paladar y de grado medio. En ellos predomina la variedad Tempranillo.Vinos rosados:Muy ligeros, frescos al paladar y con fuerte fragancia, color rosa vivo,grado alcohólico medio. En ellos predomina la variedad Garnacha.Vinos blancos:Color amarillo verdoso, más o menos pálido, aroma fino, ligeros y degrado no muy elevado. En ellos predomina la variedad Viura.



BREVE HISTORIA DEL VINO La Vitivinicultura tiene sus orígenes en antiguas civilizaciones, siendo parte de mitologías milenarias. Numerosos son los elementos que dan testimonio de la antigüedad de esta actividad.
La historia del vino se remonta al viejo testamento (Génesis 9:20) cuando es mencionado por Noé. En Grecia antigua, el vino era tomado con agua (tomarlo sin mezclarlo era mal visto); Teocrito describe a los vinos como venerables cuando cumplían los 4 años de edad. Por aquel entonces era guardado en toneles, recipientes hechos en pieles de cabra y ánforas impermeabilizados con aceites y trapos engrasados; por lo que el aire estaba en contacto con el vino en todo momento. Los romanos demostraron mejor cuidado y mejor vino a través de los vinos Falernianos de un año de añejamiento introduciendo otros recipientes. Aunque de todas formas no se llego hasta la maduración completa del vino cuando se introdujo la botella con corcho.



Según Juan Martelli (guía de los vinos finos argentinos): en excavaciones paleontológicas recientes se han descubierto restos prehistóricos con fósiles de orujo o de uva prensada.
En Egipto, Grecia y Roma se adoraba a Dioniso, Dios creador y protector de la vid. Pero quizás el hito más importante en la historia del vino se encuentra en la última cena, cuando Jesucristo lo utilizó como expresión de su sangre ante sus apóstoles.
El vino llegó a ser para la nueva religión, que adquiriría carácter universal, una bebida indispensable para la celebración del culto.
En Egipto el vino se cultivó hacia el siglo IV a.C. Jeroglíficos hallados señalan la práctica de la vitivinicultura en la antigua Babilonia.
En la China de hace cuatro mil años se distinguía entre la fermentación de la uva y el arroz. Las culturas griega y romana divinizaron el vino a través de Dionysios (Bacco). Entre los años 500 y 1600 de nuestra era Europa se convierte en el principal centro de producción de vinos del mundo. En el siglo XIX, la industria vitivinícola de Francia era el medio de vida de parte importante de la población.
El vino sufría alteraciones y se enfermaba, causando serias pérdidas a los cultivadores y a los enólogos. Buscando el remedio a este problema, el gobierno francés encomendó a Louis Pasteur la tarea de encontrar una solución, entonces descubrió toda la mecánica de la fermentación.
Pasteur realizaba sus investigaciones en una de las bodegas bordalesas, se le preguntó por qué todos los vinos de una misma cosecha, guardadas en toneles de la misma capacidad, envejecían de una manera más o menos pareja, salvo uno de éstos que lo hacía en forma mucho más o menos lenta.
Pasteur, que ya conocía el comporta miento del vino, pidió ser llevado ante el extraño tonel. No bien lo vió, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo: el tonel en cuestión estaba cubierto con una capa de pintura que cubría los poros de la madera, impidiendo el ingreso del aire a través de los pequeñísimos agujeros que existen en la madera. El vino, siendo un ser vivo, necesita del oxígeno que se filtra a través de la madera.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tipos de Restaurantes







Tipos de restaurantes
Viernes, 19 Septiembre
Restaurant buffet. Es posible escoger uno mismo una gran variedad de platos cocinados y dispuestos para el autoservicio. A veces se paga un monto fijo u otras veces por cantidad consumida (peso o tipos de platos). Surgido en los años 70’s, es una forma rápida y sencilla de servir a grandes grupos de persona.
Restaurant de comida rápida (fast food). Restaurantes informales donde se consume alimentos simples y de rápida preparación como hamburguesas, papas fritas, pizzas o pollo. Algunas de las cadenas de restaurantes más conocidas son: Mc Donalds, Burger King, KFC, Pizza Hut o Domino’s pizza.
Restaurantes de alta cocina o gourmet. Los alimentos son de gran calidad y servidos a la mesa. El pedido es “a la carta” o escogido de un “menú”, por lo que los alimentos son cocinados al momento. El costo va de acuerdo al servicio y la calidad de los platos que consume. Existen mozos o camareros, dirigidos por un Maitre. El servicio, decoración, ambientación, comida y bebidas son cuidadosamente escogidos. Ej. Rste. Meléndez en Humanes (Guadalajara)
Restaurantes temáticos. Son clasificados por el tipo de comida ofrecida. Los más comunes son según origen de la cocina, siendo los más populares en todo el mundo: La cocina italiana y la cocina china, pero también cocina mexicana, cocina japonesa, cocina española, cocina francesa, cocina tailandesa, entre otras.

Montaje de Mesa




El montaje de la mesa: Ritual cambiante (parte 1)
Mayo 9, 2007 in Sala
Alla por la Edad Media cuando se empezaron a ver las escudillas para los alimentos líquidos calientes, se podria decir que empezó a nacer el montaje de la mesa. En estos pocos siglos ha ido todo evolucionando hasta que en el siglo XVIII, aumenta la riqueza social y a diversificase los diferentes montajes y según la Casa Real a la que se perteneciese, los burgueses empiezan a familiarizarse con los usos y costumbres de la corte en torno a la mesa. Ingleses y franceses son los que nos marcaron esa labor tan cotidiana que realizamos mecanicamente. La disposición de los elementos en la mesa se diseñaba en planos que establecía el jefe de comedor ya que las comidas reales podian llegar hasta la centena de platos por comida.
Indistintamente de la Casa Real que hablemos ambos optaban por utilizar elementos comunes como la orfebrería en metales como oro o plata, ya que estos son los simbolos que dentotaban el poder economico de cada casa. Otros como copas, cubiertos, que han ido en aumento para darle un uso para cada alimento piezas de tela, como los manteles con bordados y encajes con simbolos de la nobleza y platos, fabricados en barro o arcilla y en metales, aunque ya en algunas casas se encotraba la porcelana china que la introdujeron los portugueses en el siglo XVI hasta que en el siglo XVII nació la loza y que Luis XIV impuso con su Ley santuaria.
Las costumbres de la colocacion de cada uno de los elementos de cada mesa los ha marcado el tiempo dado que la evolución ha sido mínima alguna de las peizas de la mesa han ido cambiando de ubicación. El que siempre se ha mantenido en su sitio es el plato de presentación que simpre ha sido llano y en el que se ha estampado la personalidad de cada casa con decoraciones o motivos de cada rey. En la actualidad el logotipo de un establecimiento es quien rompe el blanco de de esta pieza.
Hablaré en este momento de los elementos que más se han movido de las mesas y de hecho en la actualidad en los diferentes establecimientos hoteleros por motivos meramente personalizados o como toque decorativo de mesa se ubican en lugares inapropiados a los establecidos a lo largo del periodo citado anteriormente.
Las copas comenzaron a colocarse en la mesa el el siglo XVIII y los criados las acercaban a la mesa cada vez que era necesario beber. A finales de 1760 es cuando la cristalerías toman la mesa como elemento que se utilizaba para poner la bebida y como elemento vertical decorativo colocadas en orden decreciente desde la parte superior del ala del plato y hacia la derecha en paralelo al borde de mesa hasta un máximo de seis (licor, jerez, blanco, tinto, agua y champagne), para asegurar su perfecta alienación se utiliza un bramante en ambos extremos de la mesa. Los anglosajones ponian su primera copa a la altura del cuchillo de carne y formando una circunferencia completaban la cristalería. Es en el siglo XIX cuando empiezan a diseñarse copas de tamaño y forma adecuada para el liquido que se vaya a servir .
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Historia de la Gastronomia de Costa Rica





























Antecedentes


Mucho antes de que Colón llegara a sus costas, las grandes civilizaciones que florecieron en América, mantenían relaciones comerciales entre sí. Mediante el trueque o utilizando granos de cacao, los distintos pueblos mesoamericanos comerciaban: esclavos, frutas, vegetales, maderas, plumas de aves, pieles, jade, añil, cobre, oro, cerámica, pescados secos, semillas, y plantas para condimentar sus alimentos.
Dicho comercio se realizaba por vías terrestres (simples veredas o caminos de piedras), fluviales (aprovechando los grandes ríos en sus tramos navegables) y marítimas (alrededor de toda las costas de América Central).


Los indígenas costarricenses, estratégicamente situados en una zona de paso entre las civilizaciones Inca, Maya y Azteca, complementaron los productos alimenticios autóctonos con un intercambio que fue dando forma a una tradición culinaria propia, apoyada en la cultura del maíz, el cacao, el frijol y el pejibaye.


Esta dieta era enriquecida con productos de caza como la carne de venado, iguana, puerco salvaje, conejo, saíno, tepescuincle, pato y otras aves; así como con pescados, almejas, conchas, cangrejos y jaibas.




Cultura del maíz



Según el libro sagrado de los mayas, el “Popol Vuh” *, el hombre fue creado por los dioses a partir del maíz.
El maíz era la principal fuente de alimento de los indígenas: molían sus granos duros y secos, los hervían en agua con cal o ceniza y los molían sobre metates de piedra*, utilizando otra piedra de mano.

*Nombre que viene del náhual metlatl. Se refiere a una piedra en forma rectangular sostenida en tres patas




La harina de maíz obtenida se mezclaba con un poco de agua y se amasaba con la mano hasta conseguir una consistencia suave. Luego se hacían las tortillas: colocaban en el centro de la mano una bolita de masa que se palmeaba hasta quedar redonda y aplanada como un disco. Después se ponía sobre un comal caliente y se volteaba al vérsele cambiar de color para que se inflara por unos segundos.




El cacao



Los mayas y los aztecas utilizaron el cacao como alimento, bebida ceremonial e incluso moneda. En el libro sagrado de los mayas se hace referencia al cacao: palabra maya que significa “alimento de los dioses”.
Los granos de Xocolatl fueron usados como dinero para pagar tributo o impuestos a los emperadores aztecas y para comprar esclavos o alimentos. Con 100 granos se podía comprar un pavo o un esclavo.
Cuentan que el Emperador azteca, Montezuma (a quién se le atribuye haber dicho que el Xocolatl era una bebida divina que fortalecía la resistencia, combatía la fatiga y podía utilizarse para tener acceso a las mujeres), tomaba xocolatl varias veces al día, en sólidas copas de oro.






De las semillas tostadas y molidas del fruto de cacao, hacían una pasta que comían como un atol. También preparaban una bebida fría que ingerían al final de las comidas en jícaras, vasos o vasijas finamente pintadas. La condimentaban de múltiples maneras: con granos molidos de maíz, miel de abejas, flores de vainilla, chile y achiote, para darle una coloración rojiza. Los aztecas llamaron esta bebida Xocolatl.

Los españoles modificaron la palabra a Chocolat y luego a chocolate. En Europa el chocolate fue convertido no sólo en una bebida a la cual se le añadió leche y azúcar, sino que fue transformado en una pasta sedosa y azucarada, casi líquida, que al enfriarse adoptaba la forma de cualquier molde o recipiente y pasó a llamarse bombón o chocolate.



El frijol



Uno de esos vegetales que presume de tener varios nombres es el frijol, también llamado alubia o judía seca. Su origen es muy antiguo y se le han atribuido características y funciones muy variadas: en la cultura griega servían como ficha de votación para la elección de magistrados y los antiguos caldeos, no limitando su creencia de la transmigración de las almas al reino animal, creían que también podrían renacer como alubias. Los árabes los cultivaban en pequeñas cantidades y los llamaban al-lubya.
El frijol negro y el rojo o café, son originarios de Mesoamérica. Según evidencias arqueológicas encontradas en Coaxtlán, estado de Puebla su domesticación se inició hace unos 7 mil años. El frijol llegó a España procedente de América en el siglo XVI. De ahí pasó a Italia y a Francia.




El pejibaye



La población indígena costarricense, después de la conquista entra en un proceso de desintegración de su cultura, que propició con el tiempo, el abandono de prácticas ancestrales. Entre ellas, el aprovechamiento múltiple del árbol de pejibaye: una esbelta palma con frutos que cuelgan en racimos, cuyo colorido varía en tonos que van desde el amarillo intenso, al anaranjado y al rojo encendido. Sin embargo el fruto de esta palma, el pejibaye, continúa siendo muy importante en la dieta de los costarricenses y es uno de los productos que Costa Rica exporta envasado.
Refiriéndose a los indígenas de Costa Rica y a su relación con el pejibaye fray Adrián de Ufeldre, dijo lo siguiente:


Esta fruta les sirve de comida y bebida desde Septiembre hasta Diciembre, sin comer otra cosa ni usa en este tiempo otra bebida sino de la que sacan de ella, después de asada o cosida, y en ambas formas simboliza tanto esta fruta con su complexión, y gusto, que en ningún tiempo del año andan tan gordos y lucios como en estos meses… En grande obligación les están a este árbol, pues en él se hallan comida y bebida, y armas, ministrándoles materia, de que hacen lanzas, ballesta, y dardos, con que pelean dándoles sustento su fruta…. (Olaya, 1991:162)

Los indígenas obtenían gran provecho de esta alta palmera. Sus hojas servían de techo para los ranchos, los tallos eran utilizados como vigas y de las hojas sacaban hebras para hacer mecates o cordeles. Las espinas del tronco les servían para hacer clavos, punzones, agujas, alfileres, anzuelos y trampas para cazar. Del corazón de la palma obtenían un tierno vegetal: “el palmito”. El pejibaye, al igual que el palmito puede comerse sólo, con sal, mayonesa o mantequilla. O hacer con él arroces, pasteles, cremas, sopas y múltiples ensaladas.



La chicha y el vino de coyol




Desde tiempo inmemorial los pueblos han conocido algún tipo de bebida espirituosa. Su contenido de alcohol, procedente de la fermentación de diversos frutos, semillas, hojas, tallos, raíces y savia de las plantas varía en gran medida. El pulque, tan utilizado por los aztecas, se obtiene de las pencas del maguey. El arrk de la India y el sakki japonés se obtienen de la fermentación del arroz. La chicha de las sociedades prehispánicas se obtenía dorando el maíz en un comal, agregándole agua y poniéndolo en vasijas de barro a fermentar. El vino de palma, fabricado con la savia de diversas palmeras es conocido en todas las áreas tropicales del mundo. Los antepasados indígenas hacían vino del fruto de una palma llamada coyol: lo obtenían haciéndole cortes al tronco con filosas navajas de piedra, para que la savia azucarada fuera expulsada.





Según los expertos “coyoleros” para asegurar una buena producción de savia, los cortes debían ser hechos en luna creciente y por una persona que tuviera “buena mano”.

Los indígenas daban un uso restringido al consumo de estas bebidas: lo limitaban a ciertas ceremonias religiosas y festividades en las que la sociabilidad comunitaria ocupaba un papel importante.

Los españoles, para reducir el alcoholismo de los indígenas posterior a la conquista, o para favorecer el consumo de sus propios vinos y aguardientes, prohibieron la producción y el consumo de la chicha y el vino de coyol.

El güaro, o aguardiente, elaborado a partir de la caña de azúcar que introdujo Colón en América, es un producto de consumo popular que sintetiza la interrelación de la cultura indígena con la cultura española. Su sincretismo se expresa en varios aspectos, desde su nombre derivado del quechua, hasta el proceso de fermentación que ya tenían los prehispánicos, pasando por el proceso de destilación introducido por los árabes a España y por estos últimos a América. [1][1]
De la caña de azúcar también se hace dulce o azúcar moreno sin refinar que antes de endurecer es vaciado en moldes en forma de cono truncado de uno a dos centímetros de alto. La tapa de dulce se raspa y se pone a derretir para preparar “agua dulce”.

No es casual que sus cualidades hayan sido resaltadas en un vals tradicional costarricense:



Himno al güaro (M. Arias - Gutiérrez - Aguilar)



El güaro blanco es un alimentoyo sólo jumo quisiera estar (Bis)

Cuando me pasa por la gargantacomo me encanta saber tomar (Bis)

Anís del mono, ron colora’owhisky y ginebra quiero beber (Bis)

Quiero embriagarme, vivir tranca’oprefiero un trago que una mujer (Bis)

Oigame amigo tírese un tragode sangre e’bruja que es lo mejor (Bis)

No piense en suegras ni sienta penaque andando jumo ya no hay dolor (Bis)

Cuando me subo hasta las estrellassólo jumito quiero vivir (Bis)

Y que me entierren con cien botellassi es que del vicio yo he de morir (Bis)



Actualmente el güaro se toma acompañado de “bocas” que son la versión costarricense de las “tapas” españolas o del “amuse gueule” francés. Puede también mezclarse con jugo de frutas, como la sandía, la guanábana, la piña o la naranja; frío o batido a punto de nieve, o con leche de coco.



El mestizaje gastronómico



Durante la colonia la nueva población de origen ibérico, impulsó la introducción de otros cultivos: trigo, arroz, avena, caña de azúcar, café, algodón, frutas como la naranja y el banano. Con ellos vino también el desarrollo de la ganadería vacuna, porcina y avícola.

Aunque el indígena interiorizó las costumbres culinarias de los españoles: el pan de trigo, los dulces y demás, las huellas de la tradición culinaria autóctona se volvieron imposibles de borrar, dando origen a un particular mestizaje culinario. De ahí que la tradición de cubrir o envolver algunos alimentos en hojas de plátano antes de cocinarlos, para añadirles sabor, se siga utilizando. Asimismo las tortillas, continúan presentes en todos los hogares costarricenses.

Si bien la costumbre de freír los alimentos fue introducida por los hispánicos, en la gastronomía costarricense esta costumbre se mezcló al hábito de hervir, cocer bajo cenizas y asar bajo tierra los alimentos. El comal, la tinaja, la piedra de moler, el metate, la olla de barro y la jícara, fueron complementados con utensilios como la olla de hierro, el sartén y otros implementos de herencia española.

Es claro, entonces, que la mayor parte de la comida típica que conocemos hoy es producto de una perfecta mezcla de tradiciones que muchas veces se modifica, pero mantiene su esencia. En el aporte europeo, muy especialmente de origen francés, cabe destacar básicamente: las salsas, los soufflés, la pastelería y los budines.

El elote o mazorca de maíz, por ejemplo, inicialmente se consumía cocido o asado. Luego sus granos fueron desgranados, se mezclaron con vegetales autóctonos como el chayote, el arracache, la papa, y el plátano verde, se les añadió carne deshilachada y hierbas como el culantro, lo cual dio origen a los tradicionales picadillos costarricenses. Los granos de maíz también dieron origen al pozol: una substanciosa sopa a base de maíz con carne de cerdo, chile en tiras, hojas de culantro y trozos de aguacate, (tradicional de México y América Central, pero con un sabor diferente en cada país). Más adelante el maíz pasó a complementar múltiples ensaladas, arroces y pasteles.

Mezclando el maíz tierno molido con ingredientes como leche, huevos de gallina, azúcar, natilla, mantequilla y queso, introducidos por los españoles, se hicieron atoles, chorreadas y mazamorras dulces o saladas.

Del maíz durón, cocido y molido, se obtenía una pasta con la cual se elaboraron tamales de elote rellenos de pollo y pasas, envueltos en tuza. (del elote o de mazorca de maíz).

Con harina de maíz o con masa (harina de maíz con un poco de agua), se hicieron tortillas. De éstos se derivaron “los gallos”, biscochos, empanadas rellenas con queso, carne de res, cerdo o pollo; el tamal asado con queso, los tamales envueltos en hojas de plátano, que acostumbran comerse en Navidad y se elaboran con diferentes rellenos, (cada familia tiene su propia receta y se acostumbra intercambiar tamales entre familiares, vecinos y amigos). Así como diversas bebidas: el pinolillo y la horchata, cuyos ingredientes son arroz hervido, maní tostado, leche o agua y condimentados con canela, azúcar, ron, cacao y vainilla.
Gallos: tortillas que envuelven frijoles fritos, carne picada, hojas de lechuga, rebanadas de tomate, guacamole o aguacate majado y queso rallado.


Los quesos elaborados en el país, se han ido diferenciando poco a poco de los europeos hasta tener quesos como el “queso palmito”, el “queso Turrialba”, el “queso tico”, el “queso con hierbas”, o el “queso ahumado” que tienen un sabor y una consistencia muy propia.

Al mezclar el arroz, introducido por los españoles, con ingredientes autóctonos se obtuvo el “gallo pinto”, mezcla de arroz y frijoles, condimentados con cebolla, chile dulce y culantro que se sirve con huevo o natilla a la hora del desayuno; el arroz con pollo, una combinación de ambos ingredientes, a los que se les agrega cebolla, chile dulce, tomates y culantro y muchas veces maíz; así como el arroz relleno con palmito. Los frijoles, se emplean para hacer el “gallo pinto” y el “rice and beans”, (especialidad culinaria de los descendientes de afrocaribeños, hecha con arroz, frijoles, leche de coco y hierbas aromáticas). Además se prepara con ellos la sopa negra y los frijoles molidos, los cuales se acompañan con tortillas o con rodajas fritas de plátano verde llamadas “patacones”.





En la provincia de Limón, además del “rice and beans”,se pueden degustar platos caribeños muy variados como por ejemplo, el “pan bon (pan dulce con frutas secas y a veces queso) y; el ron don (hortalizas con carne de pescado y leche de coco) y el condimentado “patie” (pastel relleno de carne).

La gastronomía costarricense ha ido alcanzando, poco a poco, un lugar importante dentro de la gastronomía internacional: los libros de cocina tradicional, innovadora, guanacasteca o limonense han sido traducidos a otros idiomas y algunos chefs costarricenses han sido invitados a países europeos y de América del Sur a hacer demostraciones culinarias.


Antecedentes


Mucho antes de que Colón llegara a sus costas, las grandes civilizaciones que florecieron en América, mantenían relaciones comerciales entre sí. Mediante el trueque o utilizando granos de cacao, los distintos pueblos mesoamericanos comerciaban: esclavos, frutas, vegetales, maderas, plumas de aves, pieles, jade, añil, cobre, oro, cerámica, pescados secos, semillas, y plantas para condimentar sus alimentos.
Dicho comercio se realizaba por vías terrestres (simples veredas o caminos de piedras), fluviales (aprovechando los grandes ríos en sus tramos navegables) y marítimas (alrededor de toda las costas de América Central).


Los indígenas costarricenses, estratégicamente situados en una zona de paso entre las civilizaciones Inca, Maya y Azteca, complementaron los productos alimenticios autóctonos con un intercambio que fue dando forma a una tradición culinaria propia, apoyada en la cultura del maíz, el cacao, el frijol y el pejibaye.


Esta dieta era enriquecida con productos de caza como la carne de venado, iguana, puerco salvaje, conejo, saíno, tepescuincle, pato y otras aves; así como con pescados, almejas, conchas, cangrejos y jaibas.

Cultura del maíz


Según el libro sagrado de los mayas, el “Popol Vuh” *, el hombre fue creado por los dioses a partir del maíz.
El maíz era la principal fuente de alimento de los indígenas: molían sus granos duros y secos, los hervían en agua con cal o ceniza y los molían sobre metates de piedra*, utilizando otra piedra de mano.

*Nombre que viene del náhual metlatl. Se refiere a una piedra en forma rectangular sostenida en tres patas


La harina de maíz obtenida se mezclaba con un poco de agua y se amasaba con la mano hasta conseguir una consistencia suave. Luego se hacían las tortillas: colocaban en el centro de la mano una bolita de masa que se palmeaba hasta quedar redonda y aplanada como un disco. Después se ponía sobre un comal caliente y se volteaba al vérsele cambiar de color para que se inflara por unos segundos.

El cacao

Los mayas y los aztecas utilizaron el cacao como alimento, bebida ceremonial e incluso moneda. En el libro sagrado de los mayas se hace referencia al cacao: palabra maya que significa “alimento de los dioses”.
Los granos de Xocolatl fueron usados como dinero para pagar tributo o impuestos a los emperadores aztecas y para comprar esclavos o alimentos. Con 100 granos se podía comprar un pavo o un esclavo.
Cuentan que el Emperador azteca, Montezuma (a quién se le atribuye haber dicho que el Xocolatl era una bebida divina que fortalecía la resistencia, combatía la fatiga y podía utilizarse para tener acceso a las mujeres), tomaba xocolatl varias veces al día, en sólidas copas de oro.


De las semillas tostadas y molidas del fruto de cacao, hacían una pasta que comían como un atol. También preparaban una bebida fría que ingerían al final de las comidas en jícaras, vasos o vasijas finamente pintadas. La condimentaban de múltiples maneras: con granos molidos de maíz, miel de abejas, flores de vainilla, chile y achiote, para darle una coloración rojiza. Los aztecas llamaron esta bebida Xocolatl.
Los españoles modificaron la palabra a Chocolat y luego a chocolate. En Europa el chocolate fue convertido no sólo en una bebida a la cual se le añadió leche y azúcar, sino que fue transformado en una pasta sedosa y azucarada, casi líquida, que al enfriarse adoptaba la forma de cualquier molde o recipiente y pasó a llamarse bombón o chocolate.

El frijol

Uno de esos vegetales que presume de tener varios nombres es el frijol, también llamado alubia o judía seca. Su origen es muy antiguo y se le han atribuido características y funciones muy variadas: en la cultura griega servían como ficha de votación para la elección de magistrados y los antiguos caldeos, no limitando su creencia de la transmigración de las almas al reino animal, creían que también podrían renacer como alubias. Los árabes los cultivaban en pequeñas cantidades y los llamaban al-lubya.
El frijol negro y el rojo o café, son originarios de Mesoamérica. Según evidencias arqueológicas encontradas en Coaxtlán, estado de Puebla su domesticación se inició hace unos 7 mil años. El frijol llegó a España procedente de América en el siglo XVI. De ahí pasó a Italia y a Francia.

El pejibaye

La población indígena costarricense, después de la conquista entra en un proceso de desintegración de su cultura, que propició con el tiempo, el abandono de prácticas ancestrales. Entre ellas, el aprovechamiento múltiple del árbol de pejibaye: una esbelta palma con frutos que cuelgan en racimos, cuyo colorido varía en tonos que van desde el amarillo intenso, al anaranjado y al rojo encendido. Sin embargo el fruto de esta palma, el pejibaye, continúa siendo muy importante en la dieta de los costarricenses y es uno de los productos que Costa Rica exporta envasado.
Refiriéndose a los indígenas de Costa Rica y a su relación con el pejibaye fray Adrián de Ufeldre, dijo lo siguiente:
Esta fruta les sirve de comida y bebida desde Septiembre hasta Diciembre, sin comer otra cosa ni usa en este tiempo otra bebida sino de la que sacan de ella, después de asada o cosida, y en ambas formas simboliza tanto esta fruta con su complexión, y gusto, que en ningún tiempo del año andan tan gordos y lucios como en estos meses… En grande obligación les están a este árbol, pues en él se hallan comida y bebida, y armas, ministrándoles materia, de que hacen lanzas, ballesta, y dardos, con que pelean dándoles sustento su fruta…. (Olaya, 1991:162)
Los indígenas obtenían gran provecho de esta alta palmera. Sus hojas servían de techo para los ranchos, los tallos eran utilizados como vigas y de las hojas sacaban hebras para hacer mecates o cordeles. Las espinas del tronco les servían para hacer clavos, punzones, agujas, alfileres, anzuelos y trampas para cazar. Del corazón de la palma obtenían un tierno vegetal: “el palmito”. El pejibaye, al igual que el palmito puede comerse sólo, con sal, mayonesa o mantequilla. O hacer con él arroces, pasteles, cremas, sopas y múltiples ensaladas.

La chicha y el vino de coyol


Desde tiempo inmemorial los pueblos han conocido algún tipo de bebida espirituosa. Su contenido de alcohol, procedente de la fermentación de diversos frutos, semillas, hojas, tallos, raíces y savia de las plantas varía en gran medida. El pulque, tan utilizado por los aztecas, se obtiene de las pencas del maguey. El arrk de la India y el sakki japonés se obtienen de la fermentación del arroz. La chicha de las sociedades prehispánicas se obtenía dorando el maíz en un comal, agregándole agua y poniéndolo en vasijas de barro a fermentar. El vino de palma, fabricado con la savia de diversas palmeras es conocido en todas las áreas tropicales del mundo. Los antepasados indígenas hacían vino del fruto de una palma llamada coyol: lo obtenían haciéndole cortes al tronco con filosas navajas de piedra, para que la savia azucarada fuera expulsada.


Según los expertos “coyoleros” para asegurar una buena producción de savia, los cortes debían ser hechos en luna creciente y por una persona que tuviera “buena mano”.
Los indígenas daban un uso restringido al consumo de estas bebidas: lo limitaban a ciertas ceremonias religiosas y festividades en las que la sociabilidad comunitaria ocupaba un papel importante.
Los españoles, para reducir el alcoholismo de los indígenas posterior a la conquista, o para favorecer el consumo de sus propios vinos y aguardientes, prohibieron la producción y el consumo de la chicha y el vino de coyol.
El güaro, o aguardiente, elaborado a partir de la caña de azúcar que introdujo Colón en América, es un producto de consumo popular que sintetiza la interrelación de la cultura indígena con la cultura española. Su sincretismo se expresa en varios aspectos, desde su nombre derivado del quechua, hasta el proceso de fermentación que ya tenían los prehispánicos, pasando por el proceso de destilación introducido por los árabes a España y por estos últimos a América. [1][1]
De la caña de azúcar también se hace dulce o azúcar moreno sin refinar que antes de endurecer es vaciado en moldes en forma de cono truncado de uno a dos centímetros de alto. La tapa de dulce se raspa y se pone a derretir para preparar “agua dulce”.
No es casual que sus cualidades hayan sido resaltadas en un vals tradicional costarricense:

Himno al güaro (M. Arias - Gutiérrez - Aguilar)

El güaro blanco es un alimentoyo sólo jumo quisiera estar (Bis)
Cuando me pasa por la gargantacomo me encanta saber tomar (Bis)
Anís del mono, ron colora’owhisky y ginebra quiero beber (Bis)
Quiero embriagarme, vivir tranca’oprefiero un trago que una mujer (Bis)
Oigame amigo tírese un tragode sangre e’bruja que es lo mejor (Bis)
No piense en suegras ni sienta penaque andando jumo ya no hay dolor (Bis)
Cuando me subo hasta las estrellassólo jumito quiero vivir (Bis)
Y que me entierren con cien botellassi es que del vicio yo he de morir (Bis)

Actualmente el güaro se toma acompañado de “bocas” que son la versión costarricense de las “tapas” españolas o del “amuse gueule” francés. Puede también mezclarse con jugo de frutas, como la sandía, la guanábana, la piña o la naranja; frío o batido a punto de nieve, o con leche de coco.

El mestizaje gastronómico

Durante la colonia la nueva población de origen ibérico, impulsó la introducción de otros cultivos: trigo, arroz, avena, caña de azúcar, café, algodón, frutas como la naranja y el banano. Con ellos vino también el desarrollo de la ganadería vacuna, porcina y avícola.
Aunque el indígena interiorizó las costumbres culinarias de los españoles: el pan de trigo, los dulces y demás, las huellas de la tradición culinaria autóctona se volvieron imposibles de borrar, dando origen a un particular mestizaje culinario. De ahí que la tradición de cubrir o envolver algunos alimentos en hojas de plátano antes de cocinarlos, para añadirles sabor, se siga utilizando. Asimismo las tortillas, continúan presentes en todos los hogares costarricenses.
Si bien la costumbre de freír los alimentos fue introducida por los hispánicos, en la gastronomía costarricense esta costumbre se mezcló al hábito de hervir, cocer bajo cenizas y asar bajo tierra los alimentos. El comal, la tinaja, la piedra de moler, el metate, la olla de barro y la jícara, fueron complementados con utensilios como la olla de hierro, el sartén y otros implementos de herencia española.
Es claro, entonces, que la mayor parte de la comida típica que conocemos hoy es producto de una perfecta mezcla de tradiciones que muchas veces se modifica, pero mantiene su esencia. En el aporte europeo, muy especialmente de origen francés, cabe destacar básicamente: las salsas, los soufflés, la pastelería y los budines.
El elote o mazorca de maíz, por ejemplo, inicialmente se consumía cocido o asado. Luego sus granos fueron desgranados, se mezclaron con vegetales autóctonos como el chayote, el arracache, la papa, y el plátano verde, se les añadió carne deshilachada y hierbas como el culantro, lo cual dio origen a los tradicionales picadillos costarricenses. Los granos de maíz también dieron origen al pozol: una substanciosa sopa a base de maíz con carne de cerdo, chile en tiras, hojas de culantro y trozos de aguacate, (tradicional de México y América Central, pero con un sabor diferente en cada país). Más adelante el maíz pasó a complementar múltiples ensaladas, arroces y pasteles.

Mezclando el maíz tierno molido con ingredientes como leche, huevos de gallina, azúcar, natilla, mantequilla y queso, introducidos por los españoles, se hicieron atoles, chorreadas y mazamorras dulces o saladas.
Del maíz durón, cocido y molido, se obtenía una pasta con la cual se elaboraron tamales de elote rellenos de pollo y pasas, envueltos en tuza. (del elote o de mazorca de maíz).
Con harina de maíz o con masa (harina de maíz con un poco de agua), se hicieron tortillas. De éstos se derivaron “los gallos”, biscochos, empanadas rellenas con queso, carne de res, cerdo o pollo; el tamal asado con queso, los tamales envueltos en hojas de plátano, que acostumbran comerse en Navidad y se elaboran con diferentes rellenos, (cada familia tiene su propia receta y se acostumbra intercambiar tamales entre familiares, vecinos y amigos). Así como diversas bebidas: el pinolillo y la horchata, cuyos ingredientes son arroz hervido, maní tostado, leche o agua y condimentados con canela, azúcar, ron, cacao y vainilla.
Gallos: tortillas que envuelven frijoles fritos, carne picada, hojas de lechuga, rebanadas de tomate, guacamole o aguacate majado y queso rallado.

Los quesos elaborados en el país, se han ido diferenciando poco a poco de los europeos hasta tener quesos como el “queso palmito”, el “queso Turrialba”, el “queso tico”, el “queso con hierbas”, o el “queso ahumado” que tienen un sabor y una consistencia muy propia.
Al mezclar el arroz, introducido por los españoles, con ingredientes autóctonos se obtuvo el “gallo pinto”, mezcla de arroz y frijoles, condimentados con cebolla, chile dulce y culantro que se sirve con huevo o natilla a la hora del desayuno; el arroz con pollo, una combinación de ambos ingredientes, a los que se les agrega cebolla, chile dulce, tomates y culantro y muchas veces maíz; así como el arroz relleno con palmito. Los frijoles, se emplean para hacer el “gallo pinto” y el “rice and beans”, (especialidad culinaria de los descendientes de afrocaribeños, hecha con arroz, frijoles, leche de coco y hierbas aromáticas). Además se prepara con ellos la sopa negra y los frijoles molidos, los cuales se acompañan con tortillas o con rodajas fritas de plátano verde llamadas “patacones”.
En la provincia de Limón, además del “rice and beans”,se pueden degustar platos caribeños muy variados como por ejemplo, el “pan bon (pan dulce con frutas secas y a veces queso) y; el ron don (hortalizas con carne de pescado y leche de coco) y el condimentado “patie” (pastel relleno de carne).
La gastronomía costarricense ha ido alcanzando, poco a poco, un lugar importante dentro de la gastronomía internacional: los libros de cocina tradicional, innovadora, guanacasteca o limonense han sido traducidos a otros idiomas y algunos chefs costarricenses han sido invitados a países europeos y de América del Sur a hacer demostraciones culinarias.